Cuidador de trenes.

Cuando niño andaba con mis trenes de lata ensartados todos con un cordel y los llevaba siempre conmigo, estaban pintados de vivos colores, vivían dentro de la maleta de mimbre que alguien me regaló y los sacaba a pasear, su linea era la tierra, el barro o el tablado de la casa, jamás me abandonaron, incluso los llevaba a Viña en tren... Será eso lo que marcó mi vida para siempre, es simplemente un acto de gratitud. Ellos me cuidaron. Ahora me toca a mi.

enero 31, 2006

Hoy quiero dar gracias a Dios!...



Porque vivo por él, toda mi existencia existe por él... parece tautológico...
Conozco la tautología y él es el único que tiene existencia en la tautología.
Mi Dios es Dios por ser Dios... ¿No es extraordinario?...
Si soy como soy: Malo... imprudente... ignorante... impotente... cobarde... ¡sobretodo cobarde!... (y eso lo se desde tercera preparatoria...) es que les contaré una aventura del Instituto Rafaél Ariztía de Quillota...
Un día hice un acto de fuga genial en el momento de una vacuna contra algo y nadie nunca me cazo... corrí... corrí... corrí... hasta que llegué a mi casa con el espíritu más noble de una victoria... ¡vencí a todas esas enfermeras de delantal blanco que volaban por el patio del colegio tras de mi, me sentía grande, y a todos esos compañeros de cursos mucho más grandes que yo, (incluso de humanidades), yo invencible, imparable, y ¡Libre!... hasta la hora del almuerzo... es cuando viene la traición.
Esa tarde esperando el aplauso de una jornada triunfal es que soy tomado prisionero y devuelto al colegio para ser escrito por esa pluma... si... no era jeringa ni nada parecido... era una simple pluma de esas que se cargaban con tinta del tintero del pupitre, ahora cargada con alguna pócima antiniñez, vencieron... me robaron la valentía... la valentía... la valentía... la vida.
Algo así le debe haber pasado a Jesús cuando le robaron ¡La inocencia!...

enero 29, 2006



Serpiente de oro, Las Chilcas.

Tengo que decir que Nicanor Parra me hace mal, viene a insultar gratuitamente con su "Tren Instantaneo", a todos los hombres y mujeres que pasaron sus vidas en las plataformas del último carro de un tren al sur, absorviendo aromas de campo en la noche, con un café, con un cigarrillo, con una conversación que aún vive entre rieles brillantes a la luz de la luna, rítmicos, leales, entrañables... y a los y las que pasaron horas en andenes de cemento, en bancas de cemento, comiendo tortillas al rescoldo en Curicó, o sanguchitos de ave en La Calera... y a los y las que aún hacen posible que este viejo invento siga vivo a pesar de poetas instantáneos, que seguramente dejó el tren, con el talento de un irrisorio onomástico pueril.
Mi gratitud a los eternos durmientes que hacen posible mi propio ferrocarril.

enero 20, 2006

Fractal


Cinco hábitos extraños:
(Un juego al que he sido invitado)


Uno: Ir a ver líneas férreas y tener le suerte de ver pasar un tren.

Dos: Subir cerros a ver crecer los árboles, desde donde se pueda sentir al tren pasar.

Tres: Hablar con los perros más que con mi conciencia.

Cuatro: Tocar la flauta en misa. (No se si será un hábito musical o divino).

Cinco: Estudiar psicología después del ayer... je je je.



Instrucciones del juego en "comentarios".


Ha llegado carta...

¡Carta... carta... carta...!
Extraño es el tema de las cartas que tienen recuerdos impregnados de geometrías cartesianas y sonidos escolásticos, que es lo que uno espera de las cartas latinas. Acatadoras, levemente elegantes, ellas no pierden ocasión importante para llevar plumas, chocolates huecos, con destinos asociados a la propia Gestalt. Cartas engendradoras de corriente continua entre organismos paralelos, generadoras de perpendicularidades o bisectrices.
Jugar cartas, raro; en persona, más raro... cartas eclosivas de pétalos de aromas rojos, amarillos, y encarnados que me piden el próximo desplazamiento...

enero 17, 2006


Sellos postales chilenos, 1951

El primer ferrocarril del continente, donde la historia cambia para siempre; el caballo que no se reproduce, el caballo que se inventa cada vez, razón suficiente para ser cazadores de tornamesas y ansiedades que pueblan estaciones inexistentes en las que abrevan pacientemente las locomotoras intermitentes, con conductores intermitentes y pasajeros impertinentes.

Solo queda inventar el pasado con la materia del Aliviol y Caruso.

enero 13, 2006

Tamara de Lempicka, Dormeuse 1931-32
otro aporte de Lila Magritte

Entre Meiggs y Llay-Llay

Encontré locomotoras con piedras de naftalina que arrastran mecenas enteros por la cuesta del Tabón, y suben y bajan dóciles al requerimiento del maquinista más empinado, y las ruedas suenan campanas tañendo tiñendo de ecos el borde del risco que truena con el recuerdo de ¡"malta-bil-y-pilsen"! o de la sustancia. Mi maleta cuadrada, el tren lleno de nichos, el recuerdo de tanta cara de... caradura, blancos de harina congelada, inmóviles, pintados, fríos, indiferentes, enlatados como almácigos de ciprés en un sombrío invernadero. Lo único importante, el tren que entra y sale de las curvas, de los puentes, de los túneles, de los cerros obligantes, elegantes, altaneros, y mi tren que se entiende, que me entiende... que entiende las gravedades. Y yo solo en un silencio de miedo sentado en el fondo del carro sobre mi pequeña maleta de cuero.

enero 10, 2006

Tren de humo, de Edward Munch

Aporte de Lila Magritte.


"De los trenes"

II

"Ya fuera en los escaños de la cocina o en la soledad del portón hablábamos interminablemente del tren y sus pasajeros. Pero la verdad era que no había más que un solo tren y era ése el de lo sueños, y nadie nos iba a despertar a la realidad de piedras encadenadas con bejucos. Si queríamos imponer el tren pitábamos con él y con toda el alma por la casa y pronto estábamos en marcha, y el tren viajaba sin tropiezos por la sala y salía del largo túnel del pasillo a la boscosa luz del patio. Viajábamos todo el día tirando carbón a la caldera o repartiendo barriles de leche fría desde el furgón del correo. Por la tarde regresábamos como de otro mundo, bañados por el sol del trópico y con los dedos ennegrecidos por la fricción de las piedras. Habíamos abandonado el tren con su destino al fondo del patio, donde empezaba el mar a cubrir de prisa y óxido sus olas".


del escritor colombiano Armando Romero.

enero 07, 2006

René Magritte, time-transfixed 1

Lila Magritte:

Es inteligente este tren salir del hollín... y justo a tiempo; estaba a punto de perderse en otros dominios cuando lo rescataste para mi. Parece que te daré el titulo de "cuidadora de trenes", pero no....ese es el mio... a ver...qué se me ocurre...

Ah, es el tren fantasma que agotó las líneas de todas las trochas y estaciones, y quiso aparecer en tu chimenea, inteligente el tren. El sabía que estabas allí, te conocía desde que era un juguete, cuando nadie jugó con él y nadie se dió cuenta de su presencia; al cabo era un tren fantasma y nadie debía enterarse de su existencia, pero él sabía que estabas ahí, se había acostumbrado a esa vida sin durmientes, (así aparece en su fotografía).

Ahora quiere viajar... sintió otros aromas que el carbón de su propia antonomasia.

Sabes...

Viajar en barco es navegar..., en avión, volar..., me pregunto si es tan humilde "andar en tren"... ¡No tiene verbo!...

Consígueme algún durmiente para tender las líneas que le faltan a mi pequeño y transparente tren.

Gracias por la foto.

DURMIENTES
(de Cármen Medina)

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En Tren

Durmientes que abren las ventanillas, (parece que es la que sonríe), respirando paisajes metálicos de adobe recién cocido.
Pasajeras de clase prima que se fueron del concierto porque las cadencias no conformaban el giro prometido.
Entregadas al alba tímida de los besos conquistados con los aplausos firmes del galope de un caballo, que sí sabe de cadencias.
Naturaleza nueva, otra naturaleza, la que nos hace ser pasajeros engarzados en hierro fundido, donde los sueños llueven, y la realidad nunca despierta; esa es la ventana que quiero, la que pido, la que a veces me saca del juicio... de tanto soñar.

enero 05, 2006


LOS DURMIENTES (Mª Carmen Martínez Esteve)



Estaba buscando material para construir mi tren y encontré solo dos durmientes, pero como mi tren es tan chico creo que por ahora es más que suficiente. Entonces me di cuenta que los soñadores son los contructores de realidades y a veces eso basta.

¡Dios nos libre de los pragmáticos!, de los que quieren solo vivir el mundo de fantasía basados en sus anotaciones mentales más concretas y que cohabitan con nosotros, son grises, pesados como piedras... ¡Nada contra ustedes! ...es más, soy un fanático de las piedras, de hecho tengo algunas!...


Shshshshshshhhhhhhh, ¡Silencio!, no vaya a ser que despierten y dejen de construir mi ferrocarril...





Yo en un almuerzo familiar atrás está mi cuñada Grace.

enero 04, 2006

Tren de Swarovski


¡Ahora que veo mi tren me parece chiquito!...

.......Hora Local
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