
Sellos postales chilenos, 1951
El primer ferrocarril del continente, donde la historia cambia para siempre; el caballo que no se reproduce, el caballo que se inventa cada vez, razón suficiente para ser cazadores de tornamesas y ansiedades que pueblan estaciones inexistentes en las que abrevan pacientemente las locomotoras intermitentes, con conductores intermitentes y pasajeros impertinentes.
Solo queda inventar el pasado con la materia del Aliviol y Caruso.
3 Comments:
Interesante tu blog. He investigado mucho sobre trenes y pueblos que fueron naciendo gracias al ferrocarril. Viña del Mar es lo que es, gracias al tren.
Saludos
Hola
què alegrìa ver que tus lìneas estàn funcionando y que el conductor y sus pasajeros estàn dejando de bostezar.
Abrazos
Vengo en misiòn blogerìstica. te ruego ir a mi blog y leer "Cinco hàbitos extraños" y luego abrir la caja de comentarios para leer las instrucciones.
Chao, un beso.
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